domingo, 19 de diciembre de 2010

El día del funeral

Qué contaros del funeral, ni sabía yo que era esto.
Llegué a la iglesia, había empezado la misa, ya estaba mi madre con los hijos de mi padrastro. Nos sentamos de los últimos, al final, casi no se nos veía. Como era posible que hubiese tanta gente. ¿Pero quienes eran? No conozco a nadie. ¿Dónde estaban cuando mi padrastro estaba vivo? Todos eran unos pijos, gente que te miraba por encima del hombro, que nos dieron de lado y no nos saludaron, ni nos dieron el pésame.
A mitad de la misa y sin darme cuenta, me giré para dar la paz y  allí estaban, dos educadores y mi tutor, dándome la mano, con una sonrisa. No me lo podía creer, me sentía tan feliz, ya no me encontraba tan solo.
Terminó la misa y nadie se acercó a nosotros, solo los educadores del centro, dándonos el pésame y abrazándonso en estos momentos tan duros.
Mi madre no venía en muy buena condiciones, iba bastante ebria, lo estaba pasando mal. Ahora solo le quedaba yo, realmente soy su único hijo y ella cada vez está peor, muy demacrada, su entorno y compañías no son las adecuadas.
La semana que viene paso a régimen abierto, podré dormir en casa todas las noches, pero a saber en qué condiciones. Eso sí, no faltaré a mis clases de cocina. Se avecinan cambios.

1 comentario:

  1. Muy emotivo y verídico el texto!! La verdad es que el chico se está empezando a dar cuenta como es la vida real,

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